miércoles, 28 de diciembre de 2016

LA LITERATURA GRIEGA CRISTIANA, LITERATURA POSTCOLONIAL: UNA PRESENTACIÓN


Esta entrada está concebida como presentación en sociedad de la ponencia que expondré el 9 de enero de 2017 en la UCM, dentro del curso “Los orígenes del Cristianismo”, coordinado por la profesora Mercedes López Salvá.

No voy a incluir, por ahora, ninguna versión del texto de esa ponencia. El post tiene carácter de introducción. Por ello propongo, primero, el resumen de mi exposición que presenté hace unos meses a la organización del curso:


Esta exposición discute la posibilidad y conveniencia de aplicar al estudio de la literatura griega cristiana un enfoque que ha producido resultados notables en el estudio de las relaciones interculturales que se dieron y se dan entre las literaturas conocidas como ‘postcoloniales’ y las literaturas de sus metrópolis.

El concepto y su método se desarrollaron al objeto de estudiar las peculiaridades de la relación que las literaturas surgidas en las antiguas colonias mantenían con sus metrópolis, Reino Unido y Francia ante todo. Los llamados ‘estudios postcoloniales’ se empezaron a aplicar a finales del S. XX al caso de la literatura latina en su relación con la literatura griega. Aunque la situación histórica hubiera sido exactamente la inversa, se observó que, según indicó ya Horacio con otros términos (cf. Ep. 2,1,156-157), Roma y la literatura latina actuaron ante Grecia como actúa una colonia literaria (Roma es colonia literaria, aun siendo el centro del poder) frente a su metrópoli cultural (Grecia es metrópoli literaria, pese a ser una provincia de la República y después del Imperio).

A partir de esta base se estudia si el enfoque postcolonial puede abrir nuevas perspectivas al estudio de las relaciones que mediaron entre la nueva literatura griega cristiana y la literatura pagana anterior. Según se verá es cierto que la literatura cristiana en griego se desarrolló dando casi todos los pasos esperables en el caso de las literaturas propiamente postcoloniales. También es cierto que la diferencia religiosa que media entre cristianos y paganos se podría analizar grosso modo como una diferencia cultural, y que algunos autores cristianos (Eusebio) adoptaron un enfoque cuasi-nacional en su presentación de la identidad cristiana. No obstante, la diferencia cristianismo-paganismo tiene peculiaridades propias. La propia limitación del parámetro postcolonial en su aplicación al tema es una prueba o indicio de ello. Más en concreto, lo esperable en las literaturas postcoloniales es que acaben atrayendo el interés de los lectores de su metrópoli. En cambio, la literatura cristiana ha debido de ejercer una atracción muy limitada y mediatizada en el caso de los lectores y autores paganos, si bien esta es una cuestión abierta que seguramente requerirá análisis más detallados en el futuro.


Planteo, después, los cuatro puntos que seguirá mi exposición:
  1. Planteamiento.
  2. Concepto de literaturas postcoloniales. Su aplicación al caso de la Literatura Latina en relación con la Griega.
  3. ¿Se puede explicar la relación entre las Literaturas Griegas Cristiana y Pagana desde una perspectiva postcolonial?
  4. Conclusiones y divergencias.

En lugar de presentar una versión escrita de aquello que aún no he expuesto oralmente incluiré a continuación seis textos o grupos de textos que utilizaré para ilustrar ciertos puntos clave de mi ponencia.


A) Las literaturas coloniales o postcoloniales intentan darse a conocer en la lengua de su metrópoli. Así ocurrió también en el caso de los cristianos, que intentaron dar a conocer su ‘buena nueva’ en griego desde un principio, según atestiguan los Evangelios, textos del siglo primero.

Fueron escritos en griego pensando en su difusión en la parte oriental del Imperio. En el caso del segundo Evangelio se ha pensado tradicionalmente que Marcos lo habría escrito no en Oriente sino en Roma, recogiendo la enseñanza de Pedro.

Sea como sea, el texto de Marcos se dirige a un público no judío sino pagano. Por ello explica características de la cultura judía desconocidas en la cultura de Roma:

οἱ γὰρ Φαρισαῖοι καὶ πάντες οἱ Ἰουδαῖοι ἐὰν μὴ πυγμῇ νίψωνται τὰς χεῖρας οὐκ ἐσθίουσιν, κρατοῦντες τὴν παράδοσιν τῶν πρεσβυτέρων, καὶ ἀπ’ ἀγορᾶς ἐὰν μὴ βαπτίσωνται οὐκ ἐσθίουσιν, καὶ ἄλλα πολλά ἐστιν ἃ παρέλαβον κρατεῖν, βαπτισμοὺς ποτηρίων καὶ ξεστῶν καὶ χαλκίων καὶ κλινῶν (Mc 7,3-4).

Es que los fariseos y todos los judíos no comen si no se lavan las manos con ahínco, manteniendo la tradición de sus mayores. Y, al volver de la plaza, no comen si no se purifican. Hay también muchas otras cosas que mantienen por tradición: lavar a fondo las copas y las jarras, y los objetos de cobre y los lechos (Mc 7,3-4).


B) La Literatura Griega Cristiana muestra pronto que conoce la Literatura Griega Pagana. Lo hace ya desde el siglo primero, desde el Nuevo Testamento, que atestigua el conocimiento de la Literatura Pagana que tenía Pablo:
  • Los Hechos de los Apóstoles incluyen (17,28) una cita de Arato (Fenómenos 5): Τοῦ γὰρ καὶ γένος ἐσμέν, “Es que también de Él somos linaje”.
  • En las epístolas de Pablo se citan dos versos sentenciosos, en la Primera Epístola a los Corintios (15,33) uno de Menandro (F 218 Kock): Φθείρουσιν ἤθη χρηστὰ ὁμιλίαι κακαί, “A los buenos caracteres los pervierten las malas compañías”.
  • La Epístola a Tito (1,12) cita un hexámetro de Epiménides el Cretense (F 1 D-K): Κρῆτες ἀεὶ ψεῦσται, κακὰ θηρία, γαστέρες ἀργαί, “Cretenses siempre mentirosos, malas bestias, vientres inútiles”.

C) Otros textos cristianos muestran también su familiaridad con la Literatura Griega Pagana, muchas veces con una actitud polémica. Pero no siempre. De hecho los autores cristianos se esforzaron por mostrar que la lectura selectiva de la Literatura Pagana no iba contra su fe y era útil. Esta es la tesis de Basilio de Cesarea (330-379) en A los jóvenes. Cómo pueden sacar provecho de la literatura griega (1,6):

Τοῦτο μὲν οὖν αὐτὸ καὶ συμβουλεύσων ἥκω, τὸ μὴ δεῖν εἰς ἅπαξ τοῖς ἀνδράσι τούτοις, ὥσπερ πλοίου τὰ πηδάλια τῆς διανοίας ὑμῶν παραδόντας, ᾗπερ ἂν ἄγωσι, ταύτῃ, συνέπεσθαι, ἀλλ᾿ ὅσον ἐστὶ χρήσιμον αὐτῶν δεχομένους, εἰδέναι τί χρὴ καὶ παριδεῖν.

Así pues, vengo también para aconsejaros esto mismo, que no debéis seguir de una vez por siempre a estos hombres [sc., los escritores de la Antigüedad] allí donde os conduzcan, entregándoles los timones de vuestro entendimiento como los de un barco, sino que, aceptando cuanto hay de provechoso en ellos, sepáis de qué es necesario también prescindir.


D) Se esperaría que la literatura dominante (pagana) hubiera acabado leyendo a la literatura ajena (cristiana): si es que la Literatura Griega Cristiana se relacionó de verdad con la Literatura Pagana como se relacionan las literaturas coloniales o postcoloniales con las literaturas de sus metrópolis.

Además, ello se debería manifestar en influjos de tipo distinto de la Literatura Cristiana en la Pagana.

Para mostrar con base sólida que un autor pagano ha leído Literatura Cristiana convendría acudir a los géneros sin conexión con la tradición helénica porque en tal caso no se puede apelar al influjo de hipotextos paganos perdidos. Algo así sucede con la literatura cristiana apocalíptica.

Por eso, si un autor gentil que escribe en griego da a entender que conoce el Apocalipsis de Juan (S. I), escrito también en griego, no se puede apelar a la dependencia de fuentes paganas perdidas. Diversos autores han defendido que este puede ser el caso de Luciano a la luz de sus Historias verdaderas. A continuación se presentan los dos textos pertinentes, del Apocalipsis (21,18-22) y de las Historias verdaderas (2,11). Aquí no los puedo analizar porque eso queda para la exposición oral; pero se puede ver una primera discusión de los dos pasajes en este artículo:

καὶ ἡ ἐνδώμησις τοῦ τείχους αὐτῆς ἴασπις, καὶ ἡ πόλις χρυσίον καθαρὸν ὅμοιον ὑάλῳ καθαρῷ. οἱ θεμέλιοι τοῦ τείχους τῆς πόλεως παντὶ λίθῳ τιμίῳ κεκοσμημένοι· ὁ θεμέλιος ὁ πρῶτος ἴασπις, ὁ δεύτερος σάπφιρος, ὁ τρίτος χαλκηδών, ὁ τέταρτος σμάραγδος, ὁ πέμπτος σαρδόνυξ, ὁ ἕκτος σάρδιον, ὁ ἕβδομος χρυσόλιθος, ὁ ὄγδοος βήρυλλος, ὁ ἔνατος τοπάζιον, ὁ δέκατος χρυσόπρασος, ὁ ἑνδέκατος ὑάκινθος, ὁ δωδέκατος ἀμέθυστος. καὶ οἱ δώδεκα πυλῶνες δώδεκα μαργαρῖται, ἀνὰ εἷς ἕκαστος τῶν πυλώνων ἦν ἐξ ἑνὸς μαργαρίτου. καὶ ἡ πλατεῖα τῆς πόλεως χρυσίον καθαρὸν ὡς ὕαλος διαυγής. Καὶ ναὸν οὐκ εἶδον ἐν αὐτῇ, ὁ γὰρ κύριος ὁ θεὸς ὁ παντοκράτωρ ναὸς αὐτῆς ἐστιν, καὶ τὸ ἀρνίον.

Y la fábrica de su muralla es de jaspe y la ciudad de oro puro similar al cristal puro. Las bases de la muralla de la ciudad están adornadas con todo tipo de piedras preciosas. La primera base es jaspe, la segunda zafiro, la tercera calcedonia, la cuarta esmeralda, la quinta sardónice, la sexta sardio, la séptima crisólito, la octava berilo, la novena topacio, la décima crisoprasa, la undécima jacinto, la duodécima amatista. Y las doce puertas son doce perlas; cada una de las puertas estaba hecha de una sola perla. Y la plaza de la ciudad era oro puro como cristal transparente. Y no vi templo en ella, pues el Señor, el Dios todopoderoso es su templo, y el Cordero.

αὐτὴ μὲν οὖν ἡ πόλις πᾶσα χρυσῆ, τὸ δὲ τεῖχος περίκειται σμαράγδινον· πύλαι δέ εἰσιν ἑπτά, πᾶσαι μονόξυλοι κινναμώμινοι· τὸ μέντοι ἔδαφος τῆς πόλεως καὶ ἡ ἐντὸς τοῦ τείχους γῆ ἐλεφαντίνη· ναοὶ δὲ πάντων θεῶν βηρύλλου λίθου ᾠκοδομημένοι, καὶ βωμοὶ ἐν αὐτοῖς μέγιστοι μονόλιθοι ἀμεθύστινοι, ἐφ᾿ ὧν ποιοῦσι τὰς ἑκατόμβας.

Pues bien, la ciudad en sí es toda de oro, mientras que en torno a ella se extiende una muralla de esmeralda; y hay siete puertas, todas de una sola pieza, de madera de cinamomo. Por otra parte el suelo de la ciudad, y el terreno que circunscribe la muralla, es de marfil. Y hay templos de todos los dioses, construidos con piedra de berilo, y en ellos altares de gran tamaño, de una sola pieza de amatista, sobre los que celebran las hecatombes.


E) En la Literatura Griega Cristiana se observa un hecho peculiar que la distingue de otras literaturas postcoloniales: al correr el tiempo, la Literatura Griega Cristiana pasó de cultura y literatura dominada a cultura y literatura dominadora; en ese momento intentó reemplazar incluso a la Literatura Pagana con nuevas formas de Literatura Cristiana. Se dirigía a cristianos educados e intentaba que estos encontraran en las nuevas obras una lectura alternativa a la poesía pagana.

Puede haber un ejemplo de ello, peculiar por diversos motivos, en la Paráfrasis del Evangelio de Juan, obra de Nono de Panópolis. La deuda de esa Paráfrasis con Homero es obvia. Al principio del poema, Nono reescribe en cinco hexámetros dactílicos, con dicción homérica, el primer versículo del prólogo de Juan (Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ λόγος, καὶ ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν, καὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος, "En un principio era el Logos, y el Logos estaba ante Dios, y Dios era la Palabra"):

Ἄχρονος ἦν, ἀκίχητος, ἐν ἀρρήτῳ λόγος ἀρχῇ,
ἰσοφυὴς γενετῆρος ὁμήλικος υἱὸς ἀμήτωρ,
καὶ λόγος αὐτοφύτοιο θεοῦ γόνος, ἐκ φάεος φῶς·
πατρὸς ἔην ἀμέριστος, ἀτέρμονι σύνθρονος ἕδρῃ·
καὶ θεὸς ὑψιγένεθλος ἔην λόγος (Nonn., Par.Eu.Io. 1,1-5).

Intemporal, inaccesible, era el Logos en un inefable principio,
de igual naturaleza que el Padre, Hijo de su misma edad, sin madre,
y Logos retoño de Dios por sí mismo nacido, luz de luz.
Del Padre no se distinguía, trono compartiendo en sede infinita;
y Dios era el Logos de sublime linaje.