sábado, 28 de febrero de 2015

LA TRANSMISIÓN DE LA LITERATURA GRIEGA


Para Cristina Iturralde Mauleón, papiróloga y navarra.

En tres semanas defiende su tesis Cristina, a la que he tenido la oportunidad de dirigir junto a José Antonio Fernández Delgado. El tema de su trabajo son los papiros, pieza clave en la transmisión de las literaturas de la Antigüedad. Por ello le dedico a Cristina la remodelación de esta entrada que ha recibido tantas visitas en los últimos meses. 

Frente a la versión de 2008 añado información sobre descubrimientos recientes en bibliotecas, papiros, palimpsestos, las tablillas de Vindolanda... En la Antigüedad hay que estar al día.


1. PLANTEAMIENTO.

Una cuestión general que se ha de tratar al hablar de la Literatura Griega es el problema de la transmisión de esa literatura.

Se podría pensar que es una cuestión accesoria (que a lo mejor no nos planteamos, p. ej., hablando de literatura española).

Pero lo cierto es que los canales a través de los que se ha transmitido la Literatura Griega condicionan nuestra visión de la misma: sólo tenemos una imagen parcial de la Literatura Griega, fragmentaria, porque es mucho lo que hemos perdido de ella en el proceso de transmisión.
P. ej., no conservamos íntegro ningún libro de los poetas líricos anteriores a Píndaro (SS. VII-VI a. C.): Arquíloco, Safo o Estesícoro nos son conocidos sólo por fragmentos.
P. ej., sólo conservamos 7 tragedias de Esquilo, de las 79 que se conocían en Alejandría:
  • se podrían dar datos similares para Sófocles o Eurípides (aunque con éste hemos tenido más suerte);
  • téngase además en cuenta que en Atenas, en el S. V, cada año se representaban nueve tragedias más tres dramas satíricos;
  • en cambio, sólo se conservan treinta y una tragedias más un drama (¿un 2 / 3 % de la tragedia del S. V a. C.?).
¿Por qué hemos perdido tanta Literatura Griega? ¿Por qué se ha estrechado la transmisión? Éste es un proceso que no se dio de una vez por todas sino que se produjo por fases.


2. FASES EN LA TRANSMISIÓN DE LA LITERATURA GRIEGA: DE “HOMERO” A LA INVENCIÓN DE LA IMPRENTA.

1) En sus primeros estadios (época arcaica: SS. VIII-VI a. C.), la Literatura Griega es una literatura fuertemente oral, en el sentido de que su ejecución, su transmisión y, según muchos críticos, también su composición es oral.
Ésta es la época dorada de la épica, y si hemos perdido buena parte de esa épica arcaica es porque, posiblemente, nunca se puso por escrito.
De la misma forma, una enorme masa de literatura oral arcaica se debió de perder porque nunca se puso por escrito y, al desaparecer de la memoria del pueblo, se acabó extinguiendo.
Éste pudo ser p. ej. el caso del cuento griego, del que lo ignoramos prácticamente todo (mira la entrada 57. El cuento popular y la fábula en Grecia).
2) En un segundo estadio, la transmisión de la Literatura Griega se realiza por escrito.
La idea de fijar por escrito las obras literarias debe de partir del modelo de lo que sucede con las leyes, que se ponen por escrito porque han de sobrevivir a su legislador.
Análogamente, se empiezan a escribir las obras literarias, al objeto de asegurar su pervivencia: y que así sobrevivan a su compositor, quien empieza a cobrar conciencia de autor. Primeramente, la fijación por escrito se realizaba a través de copias únicas, habitualmente consagradas en un templo:
  • p. ej. tenemos noticias de que éste pudo ser el caso del Himno Homérico a Apolo (conservado en el templo de Apolo en Delos);
  • lo mismo sucede con el libro de Heráclito (conservado en el templo de Ártemis en Éfeso).
El hecho de que sólo se hicieran copias únicas indica que, para la época de que hablamos (S. VI a. C.), no existía un comercio editorial; este comercio no podía existir aún en ese tiempo por la ausencia de un público lector:
  • el grado de alfabetización era bajo;
  • las condiciones materiales de la lectura eran complejas;
  • el material para copiar libros (el papiro) era escaso y, por tanto, caro.
La “industria del libro” no surge hasta más o menos el 450 en Atenas. En el S. IV aparecen ya las primeras bibliotecas (la de la Academia, la del Liceo).

Los libros que acogerán esas bibliotecas, y que existen ya desde el S. V a. C., son “volúmenes”, uolumina, rollos de papiro que se han de desenvolver para su lectura y que después se tienen que envolver otra vez. El procedimiento es muy engorroso, especialmente si el papiro es largo: p. ej., conservamos un papiro del Banquete platónico con una extensión de diez metros.

En la época helenística surgen las grandes bibliotecas como la del Museo de Alejandría (mira la entrada 34. El mundo del Helenismo y el desarrollo de la Filología).

Esas bibliotecas son creadas y apoyadas por los monarcas helenísticos por una motivación política: les interesa conservar la literatura antigua porque ven en ella una seña de identidad por medio de la que se pueden afirmar frente a otras culturas.

La Biblioteca del Museo se afanó en buscar copias fidedignas de los autores antiguos, recurriendo a veces a procedimientos turbios:
  • sucede en el caso de Tolomeo Evérgetes;
  • pide a Atenas en préstamo el texto canónico de los trágicos;
  • debe dejar como fianza en Atenas la cantidad astronómica de quince talentos de oro;
  • al final, prefiere perder ese dinero y quedarse con los textos oficiales atenienses;
  • eso sí, a Atenas se remitió una copia esmerada del texto retenido en Alejandría.
Es obvio que las bibliotecas cumplen un papel importante en la transmisión de la Literatura Griega: en esta época, y como resultado de la labor de los filólogos que trabajan en las bibliotecas, surgen los “prearquetipos” alejandrinos, que darán después paso a los arquetipos romanos.

Téngase en cuenta, de todas maneras, que las bibliotecas pueden ayudar a conservar la literatura antigua, y que en el caso de los autores más raros su función es insustituible. Ahora bien, por eso mismo, los daños en las bibliotecas también producen pérdidas irreparables.

De esta forma, el incendio de la Biblioteca de Alejandría en el S. I a. C. (durante la estancia de César: 48-47 a. C.) determinó la pérdida de muchos autores.

3) Los autores que se salvan pese a los incendios son obviamente los autores que se leen y se copian fuera de las bibliotecas. Ahora bien, ¿quiénes son los autores que tienen esta suerte?

Éstos son los autores que integran el primero de los “cánones” en sentido estricto, el canon alejandrino, un canon pensado en función de las necesidades escolares. Canon reducido, que permite salvar hasta el día de hoy a unos autores pero que lleva (con su exclusión) a la pérdida de otros.

Podemos verlo con la claridad incuestionable de los números si nos fijamos en el caso de los autores de tragedia:
  • El canon alejandrino establece que sólo se copiarán las tragedias de los tres grandes trágicos, y sólo siete de cada uno de éstos.
  • De esta forma se han perdido (o sólo se conservan en fragmentos escasos) las obras de los otros trágicos; es idéntica la situación de las tragedias de Esquilo, Sófocles o Eurípides que no entraron en el canon.
  • Por esta razón sólo conservamos siete tragedias de Esquilo, de las 79 que se conocían en Alejandría (conservamos algo menos de un 9 % de la obra de Esquilo).
  • Se podrían dar datos similares para Sófocles o Eurípides, aunque con éste (por un azar de la transmisión) hemos tenido más suerte y conservamos dieciocho tragedias más un drama satírico.
  • Téngase además en cuenta que en Atenas, en el S. V a. C., cada año se representaban nueve tragedias más tres dramas satíricos: en cambio, nosotros sólo conservamos treinta y una tragedias más un drama satírico, es decir, un 2 ó un 3 % del drama del S. V a. C.
El canon alejandrino se convirtió por tanto, pese a su bondad intrínseca, en otro cuello de botella en la transmisión de la Literatura Griega.

4) El empobrecimiento cultural de finales del mundo antiguo determina otro estrechamiento en la transmisión de la Cultura Clásica, pues se deja de copiar lo que no se entiende:
  • Así se dejan de copiar los escritores técnicos: p. ej., los autores de astronomía o geografía científica.
  • También se dejan de copiar los autores de obras largas: la trivialización de la cultura hace que sólo se conserven en forma de extractos y epítomes.
  • Se dejan de copiar los escritores en dialecto: esto afecta a autores de tanto interés literario como los líricos, p. ej. Safo: el dialecto lesbio en que ésta escribe debía de presentar dificultades objetivas para un griego de época tardía.
Podemos ejemplificar el fenómeno de la trivialización de la cultura previa en el caso de un autor de mitografía (Paléfato).
  • La obra de Paléfato (Historias increíbles), tal y como la conservamos, consta de 52 narraciones breves de mitos y de su exégesis racionalista; en la apariencia es un texto bastante simplista.
  • Ahora bien, según la Suda la obra de Paléfato constaba de 5 libros: por tanto, lo que tenemos es un epítome, que para algunos críticos lo sería de toda la obra y para otros sólo del libro primero.
  • Nótese, además, que una obra como la de Paléfato se prestaba especialmente para ser compendiada, y no sólo por su presumible extensión: el asunto de la obra (la colección de mitos y su interpretación) la hacía especialmente útil para su uso en la escuela, y por tanto para su abreviación y simplificación.
  • Lo que pueda quedar de la obra original es mínimo y difícil de interpretar: acaso haya alguna impronta personal en los comentarios irónicos o despreciativos (entre otros aspectos).
5) Otro estrechamiento de la Tradición Clásica del que también se habla (o se hablaba) con cierto apasionamiento es el de la “censura cristiana”. Pero:
  • Más que de “censura” habría que hablar de “desinterés” (indiferencia, desprecio...): los autores paganos se dejan de copiar porque no interesan.
  • La quema sistemática fue obra de sectas heréticas.
  • Diversos padres de la Iglesia escriben indicando cómo se puede sacar partido espiritual de los autores paganos, en un claro proceso de “inculturación” (cfr. San Basilio, Homilía 22).
  • Para justificar la lectura de los autores paganos se recurrió con frecuencia a la lectura alegórica: un caso famoso es el de la interpretación mesiánica de Virgilio, Égloga IV.
  • Se debe tener además presente que la censura no es, en ningún caso, un invento cristiano: en la Grecia clásica Platón ya abogaba por el control sobre los poetas y la poesía.
6) En la Edad Media (los llamados “Siglos Oscuros”) aumenta la porción de Literatura Griega perdida:
  • En Occidente desaparece casi por completo la Literatura Griega al perderse la lengua.
  • Aunque también aquí se siguen copiando obras, sobre todo en los monasterios benedictinos.
  • En Oriente la situación fue distinta gracias a la lenta evolución de la lengua griega, que permitía seguir entendiendo y copiando a los autores antiguos.
  • El sistema educativo de Oriente se basaba además en los clásicos, que siguieron siendo copiados en los monasterios.
  • La copia de libros fue muy impulsada en la época del Renacimiento del patriarca Focio (S. IX): vale la pena recordar, por cierto, que lo que nosotros conocemos como Renacimiento no ha sido el único “Renacimiento” de la Historia, que el fenómeno se dio incluso en los “Siglos Oscuros”.
Ahora bien, Focio intentó restringir aún más el canon de los trágicos, aunque por fortuna no lo consiguió.
Éste habría sido su nuevo canon, la “tríada bizantina”, que escoge de cada uno de los trágicos tres obras un tanto “excéntricas”:
  • Esquilo: Persas, Siete contra Tebas, Prometeo.
  • Sófocles: Áyax, Electra, Edipo Rey.
  • Eurípides: Hécuba, Orestes, Fenicias.
De haberse impuesto este canon habríamos perdido obras fundamentales de los tres trágicos: ¿las habremos perdido también por efecto del canon alejandrino?
A pesar de la labor desarrollada por Focio y el Renacimiento bizantino siguieron perdiéndose libros:
  • el factor azar puede ser decisivo en una transmisión tan estrecha;
  • incendios fortuitos, pérdidas accidentales, guerras (p. ej., el saqueo de Constantinopla por los Cruzados en 1204) estrecharon más y más el cuerpo de literatura antigua conservada.


3. LA IMPRENTA Y LA PRESERVACIÓN DE LA LITERATURA GRIEGA ANTIGUA.

Una literatura tan seleccionada por la Historia está, posiblemente, predestinada a ser una literatura de calidad... si es que sobrevive al proceso paulatino de estrechamiento de la tradición.

Ahora bien, a partir de cierta fecha se introducen factores nuevos que garantizan la preservación y el salvamento de la Literatura Griega.

En ese sentido es fundamental la invención de la imprenta, el llamado Renacimiento y el interés por la impresión indiscriminada de libros. De hecho, desde el S. XVI no se han vuelto a perder autores ni obras (aunque sí, ocasionalmente, se hayan perdido manuscritos).

Debe tenerse en cuenta, de todas formas, que la impresión de libros en griego no fue al principio una tarea fácil.
  • Resultaba dificultoso por la necesidad de crear tipos de letra muy especiales, que además iban a tener escaso uso (eran muy pocas las personas que leerían griego).
  • Pero los libros en griego se empezaron a imprimir, y en este sentido fue fundamental la actividad de Aldo Manuzio, a quien debemos un total de 27 editiones principes (las ediciones Aldinas).
Análogamente, fue fundamental la labor que desarrolló en España Cisneros, a quien debemos la publicación de la Biblia Políglota Complutense (editada entre 1502-1517).

Para la impresión de libros en el Renacimiento no se parte de una labor filológica:
  • Se parte de códices de los conocidos como deteriores.
  • Una vez impresos, esos códices se desechan muchas veces por considerar que ya son inservibles.


4. LOS ENSANCHAMIENTOS DE LA TRADICIÓN: PALIMPSESTOS Y PAPIROS.

El “final feliz” de toda la historia puede ser que en los dos últimos siglos se han producido ensanchamientos de la tradición; hemos recuperado textos que parecían perdidos:

* Se han recuperado textos gracias a los palimpsestos, pergaminos raspados para volver a escribir en ellos; esa labor de raspado se produjo
  • al pasarse de la escritura en mayúsculas (unciales) a la escritura en minúsculas;
  • o bien cuando se consideraba que determinados textos ya no poseían interés.
De esta manera hemos recuperado, p. ej., el Faetonte de Eurípides, o la República de Cicerón. Muy recientemente se han recuperado a través del llamado 'palimpsesto de Arquímedes' distintas obras de este autor.

* Pero, sobre todo, se han recuperado textos a través de los papiros, el material básico de escritura en la Antigüedad, que sólo se han conservado
  • en climas muy secos como el de Egipto (en basureros como el de Oxirrinco, en embalajes de momias);
  • ocasionalmente por contacto con temperaturas muy altas (así sucedió en el caso del papiro de Derveni, caído de una pira funeraria, o en el caso de los papiros de Herculano, en Pompeya).
A través de los papiros hemos recuperado textos significativos de autores que antes sólo eran nombres; a manera de ejemplo:

De los autores líricos hemos recuperado a Baquílides: hemos redescubierto sus epinicios y ditirambos a través de un papiro descubierto en 1896 y publicado a finales de 1897. Ahora, el texto de Baquílides ocupa 121 páginas en la edición de Teubner.
Una parte esencial de la obra del poeta helenístico Posidipo de Pela fue recuperada en 2001 a través de un papiro de Milán, el P.Mil.Vogl. VIII 309. Cf. la edición reciente de Seidensticker, B., Stähli, A., y Wessels, A. (eds.), Der Neue Poseidipp. Text, Übersetzung, Kommentar, Darmstadt, 2015.
De los autores de comedia hemos recuperado a Menandro:
  • anteriormente, de este autor sólo poseíamos colecciones de sentencias;
  • ahora hemos recuperado completas o casi completas algunas de sus comedias (El díscolo, ante todo);
  • hoy en día, el texto de Menandro ocupa 356 páginas en la edición de los Oxford Classical Texts.
Un autor galo de la Segunda Sofística, Favorino de Arelate (ca. 80-150/160), era conocido solo por fragmentos y dos declamaciones incluidas en el corpus de Dión de Prusa hasta que en 1930 se descubrió en un papiro (Pap. Vat. gr. 11) su escrito Sobre el exilio. Cf. E. Amato, y M.H. Marganne (eds.), Le traité sur l’exil de Favorinos d’Arles, Rennes, 2015.
Junto a los papiros cabe mencionar las llamadas 'tablillas de Vindolanda', tabulae Vindolandenses, tablillas de madera halladas en Vindolanda, antiguo campamento militar de Gran Bretaña que en ocasiones transmiten citas de textos literarios latinos.
Se debe indicar, por último, que, en fecha tan reciente como el año 2012, se produjo un nuevo descubrimiento textual a través de una vía que se daba por agotada: las bibliotecas. En ese año se descubrió en Múnich, en el Codex Monacensis Graecus 314, un corpus de veintinueve homilías de Orígenes dedicadas a los Salmos; veinticinco de ellas son inéditas en griego y ocupan en total trescientos setenta y un folios del códice.
Aunque la autoría origeniana pueda seguir siendo objeto de debate, la atribución es casi segura dadas las coincidencias con los textos de Orígenes transmitidos bajo su nombre y con otros recogidos en recopilaciones (las llamadas Catenae).



ALGUNAS REFERENCIAS:

BERNABÉ, A., “Transmisión de la literatura griega”, en J. A. López Férez (ed.), H
istoria de la Literatura Griega, Madrid, 1988, pp. 1189-1207.
BRAVO, A., “Las fuentes escritas de la cultura griega y su transmisión hasta nosotros”, EClás 22 (1978), pp. 11-40.
GIL, L., La censura en el mundo antiguo, Madrid, 1961.

IGLESIAS ZOIDO, J. C., El libro en Grecia. Soportes y formatos, Cáceres, 2010.
PFEIFFER, R., Historia de la Filología Clásica. I. Desde los comienzos hasta el final de la época helenística, Madrid, 1968 (History of the Classical Scholarship. From the Beginnings to the End of the Hellenistic Age, Oxford, 1968).
PFEIFFER, R., Historia de la Filología Clásica. II. De 1300 a 1850, Madrid, 1981 (History of the Classical Scholarship. From 1300 to 1800, Oxford, 1976).
REYNOLDS, L.D. y WILSON, N.G., Copistas y filólogos. Las vías de transmisión de las literaturas griega y latina, Madrid, 1986 (Scribes and Scholars: A Guide to the Transmission of Greek and Latin Literature, Oxford, 1974, 2ª ed.).


* Sobre textos literarios en papiro (acceso parcial al Mertens-Pack 3):

http://promethee.philo.ulg.ac.be/cedopal/index.htm

* Sobre copistas:

http://www.ucm.es/info/copistas

Cfr. además la página web de la Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik:

http://www.uni-koeln.de/phil-fak/ifa/zpe