sábado, 9 de marzo de 2013

LA POÉTICA DE ARISTÓTELES: PROPÓSITO Y ESTRUCTURA


Sigo preparando la exposición de la Autónoma y sigo aprovechando para refrescar lo que tengo escrito sobre la Poética. Esta nueva entrada continúa la escrita la semana pasada. Y luego vendrán esta y esta y esta.



II.1. La Poética, aun siendo un λόγος κατὰ φιλοσοφίαν, como la Metafísica, posee sin embargo un carácter distinto. 

Según la clasificación de Aristóteles (Metafísica VI), existen tres tipos de sabiduría: la práctica, la productiva y la teórica. 

  • La Metafísica se encuadra en el campo del saber teórico; 
  • un ejemplo característico de obra correspondiente al saber práctico [¡¡¡que se lo digan a algunos!!!] es la Política
  • la Poética (como la Retórica) pertenecen en cambio al ámbito del saber productivo. 

Si la Metafísica puede reclamar el derecho a ser una ἐπιστήμη por su carácter teórico, la Poética debe conformarse (digámoslo así) con ser τέχνη, “arte”. Con todo, la τέχνη, que se orienta a la producción, implica ya la existencia de un tipo de saber racional, un saber capaz de dar razón de sí mismo. 

En este sentido la postura del estagirita ante el hecho poético se diferencia de la de Platón. Este, en el Ión (533 d 1 – 534 a 7), había elogiado irónicamente al rapsoda cuya habilidad no se podía considerar como una τέχνη sino como un don divino e inefable: un ἐνθουσιασμός.
Ἔστι γὰρ τοῦτο τέχνη μὲν οὐκ ὂν παρὰ σοὶ περὶ Ὁμήρου εὖ λέγειν, ὃ νυνδὴ ἔλεγον, θεία δὲ δύναμις ἥ σε κινεῖ (…). πάντες γὰρ οἵ τε τῶν ἐπῶν ποιηταὶ οἱ ἀγαθοὶ οὐκ ἐκ τέχνης ἀλλ᾽ ἔνθεοι ὄντες καὶ κατεχόμενοι πάντα ταῦτα τὰ καλὰ λέγουσι ποιήματα.

Es que esa capacidad que tienes para hablar bien acerca de Homero no es arte, como ahora decía, sino una fuerza divina que te mueve (...). Pues todos los buenos poetas épicos recitan todos esos hermosos poemas no gracias al arte sino hallándose endiosados y poseídos.
Aristóteles, a diferencia de su maestro Platón, sí reconoce la existencia de una τέχνη ποιητική. A su análisis dedicó precisamente la Poética, ese tratado en dos libros del que sólo conservamos el primero. En la primera frase de la obra Aristóteles indica ya, con su clásico método de científico, cuál es su objeto de estudio:

Περὶ ποιητικῆς αὐτῆς τε καὶ τῶν εἰδῶν αὐτῆς, ἥν τινα δύναμιν ἕκαστον ἔχει, καὶ πῶς δεῖ συνίστασθαι τοὺς μύθους εἰ μέλλει καλῶς ἕξειν ἡ ποίησις, ἔτι δὲ ἐκ πόσων καὶ ποίων ἐστὶ μορίων, ὁμοίως δὲ καὶ περὶ τῶν ἄλλων ὅσα τῆς αὐτῆς ἐστι μεθόδου, λέγωμεν ἀρξάμενοι κατὰ φύσιν πρῶτον ἀπὸ τῶν πρώτων (1, 1447 a 8 – 13).
Acerca del arte poética en sí misma y de sus especies, de qué efecto produce cada una y de cómo se deben componer las historias si ha de resultar hermosa la obra poética; más aún, acerca de cuántas y cuáles son sus partes, e igualmente acerca de las otras cuestiones propias de la misma investigación, hablemos comenzando, según lo natural, primero por lo primero.
La crítica asume normalmente que el libro primero de la Poética se estructura en tres secciones:

1. Podemos considerar los capítulos uno a cinco como una introducción en la que se plantean básicamente dos cuestiones generales. 
En este blog, por cierto, colgué hace un tiempo mis traducciones de los capítulos 1, 2, 3, 4 y 5.
Los tres primeros capítulos establecen el fundamento teórico del estudio de la poesía: Aristóteles la presenta como imitación y define criterios para distinguir entre tipos de μίμησις. 

En los capítulos cuatro a cinco se tratan los fundamentos antropológico e histórico de la poesía: en este punto se propone una visión teleológica de la historia de los géneros, que para Aristóteles evolucionan de la narración al drama: “porque estas formas poéticas son más excelentes y dignas de honor que aquéllas” (4, 1449 a 5-6) .

2. Los capítulos seis a veintidós hablan de la tragedia. 

Tras plantear la definición del género, Aristóteles enumera y define sucintamente sus seis partes cualitativas: μῦθος (historia), ἦθος (caracteres), διάνοια (pensamiento), λέξις (dicción), μέλος (música), ὄψις (espectáculo; cf. 49 b 31 – 50 a 14). 

A las seis partes se les atribuye una importancia desigual y, de hecho, el autor sólo habla de cuatro de estas seis partes: primero del μῦθος (capítulos 7 a 14 y 16 a 18), después del ἦθος (en 15), de la διάνοια (19) y por último de la λέξις (20 a 22). 

En torno a la exposición sobre el μῦθος, que es el elemento nuclear de esta sección, Aristóteles engarza algunas de estas cuestiones: la unidad de la historia (7 y 8); la aspiración de la poesía a expresar lo universal (9); los elementos o partes de la historia (11); o el concepto de ἡ κατὰ τὴν τέχνην καλλίστη τραγῳδία, “la tragedia más hermosa por su elaboración artística” (13).

3. El final de este libro (los capítulos 23 a 26) se reserva para el género épico, que Aristóteles trata someramente y atendiendo, ante todo, a su comparación con la tragedia. 

Tras señalar las similitudes entre los dos géneros (23) se refiere después a sus diferencias (24); en el número 26 se comparan finalmente las dos formas y se establece la superioridad de la tragedia, en sintonía con la concepción teleológica de los géneros que ya se había expuesto en la sección introductoria.

El peligro de un esquema como éste es que puede despertar en nosotros la impresión de que nos hallamos ante una obra trabada y estructurada. Pero ello no es así, como ya anticipé en la primera entrada de esta serie de posts y como puedo ejemplificar ahora refiriéndome a la situación de los capítulos 16 a 18. 
Por lo menos es un quiebro curioso que, después de haber hablado del μῦθος en los capítulos 7 a 14 y de los caracteres en el 15, Aristóteles vuelva hacia atrás en el 16 para referir una serie de cuestiones dispersas en relación, otra vez, con la historia: el caos es especialmente notable en el capítulo 18, del que Lucas (1968, 182) dice que es “una colección de retales referidos principalmente a la trama [lo que yo denomino “historia”]; carece de conexión evidente con lo que precede o con lo que sigue”.
Con todo, creo que es aceptable asumir, como punto de partida, la tripartición de la Poética. Sobre esta base pasaré a examinar las ideas centrales a las que me refería en el planteamiento de esta conferencia: μίμησις, μῦθος y, en clave menor, κάθαρσις.
  • La reflexión sobre la μίμησις permite marcar distancias entre las concepciones poetológicas de Aristóteles y su maestro Platón.
  • Hablar del μῦθος y la πρᾶξις lleva también a objetivar algunas diferencias importantes en la manera en que se han entendido la narración y el drama en la Antigüedad y en las épocas moderna y contemporánea.
  • Por último, con la referencia a la catarsis pretendo suscitar una cuestión polémica que nos debería hacer reflexionar sobre lo inciertos que son algunos conceptos, como el de catarsis, de los que quizá se ha abusado en nuestra propia cultura.




domingo, 3 de marzo de 2013

LA POÉTICA DE ARISTÓTELES: PLANTEAMIENTO



El 2 de abril de 2013 he de hablar en mi universidad de origen, la Autónoma de Madrid, sobre Aristóteles y la
Poética en una sesión del máster de Filología Clásica. El texto que voy a presentar en estas entradas (todavía tengo que escribir esta, y esta, y esta y esta) no es lo que expondré allí sino una reelaboración de mi tema sobre la Poética. Espero que hacer esta serie de posts me sirva como entrenamiento para lo de Madrid y para darme, de paso, otra zambullida en Aristóteles.


Al ser invitado a hablar de Literatura Griega en un máster de Filología Clásica, he propuesto como tema la Poética de Aristóteles. Pero quizá se pudiera pensar que este es un tema poco literario. Es cierto que, en España, no se suele hacer ni Aristóteles ni la Poética en los grados vigentes de Filología Clásica.

Sin embargo yo defiendo la importancia del tema y la pertinencia de considerar a Aristóteles como parte integrante de la Literatura Griega.

  • Es verdad que, si se hace un canon de literatura actual, convendrá restringir el corpus examinado a autores de las tres formas fundamentales de presentación literaria: la narrativa, la lírica, la dramática. 
  • Pero esto no válido sin más para las literaturas de la Antigüedad, pues, si obramos así, fragmentamos una realidad cultural unitaria: los escritores de Filosofía, Historia u Oratoria también entran en el campo acotado de su literatura. 

Aceptemos, por tanto, que Aristóteles es un “autor literario”. Pero ¿qué interesa estudiar de su obra “literaria”? Cabría analizar, por ejemplo, el manejo que hace del género del tratado:  entonces habría que referirse a ciertas características de sus tratados como el sistematismo, el monologismo, el empleo de un léxico técnico y lo que se pueden considerar los rasgos de estilo de Aristóteles.

Pero lo que puede resultar más agradecido puede ser que nos centremos en el estudio fundamental de Aristóteles sobre la obra literaria, la Poética: aquí me propongo abordarla en tanto que hito en la historia del tratado de la Antigüedad

Seguiré tres pasos en mi exposición:
  1. Comenzaré presentando el tratado y explicando que la Poética debe su forma actual a las peculiaridades de su proceso de composición.
  2. A continuación expondré el propósito general de la obra y hablaré de su estructura de conjunto. Ante la imposibilidad de agotar los problemas que plantea la Poética me centraré en el examen de dos ideas del tratado que considero centrales: μίμησις y μῦθος; la πρᾶξις será además de referencia obligada al hablar del μῦθος. Aunque con pretensiones mucho más modestas me referiré también al concepto de κάθαρσις.
  3. Por último, repasaré el proceso de transmisión de la obra desde la Antigüedad hasta el S. XX; hablaré de los avatares que sufrieron los libros de Aristóteles tras su muerte y explicaré los motivos por los que ha llegado hasta nosotros una obra, la Poética, no concebida para ser publicada.
La cuestión de la huella que ha dejado este texto en la Tradición Occidental posee una importancia obvia: una importancia tan grande que el asunto sería, por sí solo, tema suficiente no para una conferencia sino para una monografía. Por ello prefiero obviar aquí este tema: no hablaré en esta intervención de la historia del influjo de la Poética aunque sí trataré, como queda dicho, la historia de su texto.



I. La Poética es el último de los ciento siete libros aristotélicos que recoge la edición de Bekker (1831).

En su estado actual de conservación es un texto dividido en veintiséis capítulos, cuarenta y siete páginas en la edición de Kassel (1965), edición de referencia hasta la publicación de la preparada por Tarán y Gutas (2012).

No es ese estudio sistemático y preceptivo que el profano puede imaginar. Lo cierto es que la Poética contiene incoherencias, omisiones y elementos que parecen fuera de lugar; más aún, no todas estas anomalías son imputables al proceso de transmisión.

La explicación para este aspecto inconcluso del tratado ha de encontrarse en el propio modo de composición de las obras aristotélicas. Porque en el caso del estagirita debió de existir (como también parece suceder con Platón) “otro” Aristóteles.
En el caso del primero de estos filósofos se afirma la existencia de una “doctrina no escrita” que concurría con la expuesta en los diálogos; quienes participan de esta visión (p. ej., Konrad Gaiser, Giovanni Reale) afirman que el verdadero pensamiento de Platón se expresaba en esas lecciones de transmisión oral y no en los diálogos, cuyo carácter sería supuestamente propedéutico.
La dicotomía existente en el caso de Aristóteles es de otro tipo. No se basa en la sospecha de que no todas las obras del filósofo expongan su verdadero pensamiento.

La cuestión es que, según nos indican testimonios antiguos (Cicerón en De Finibus 5.12, pero también el propio Aristóteles), el estagirita compuso escritos de dos tipos distintos. Así se afirma, por ejemplo, en la Ética a Eudemo (1217 b 22), donde se diferencian dos clases de λόγοι.
  • Unos reciben, en ese pasaje, el nombre de λόγοι κατὰ φιλοσοφίαν, “obras de filosofía”: parece fácil reconocer en esa expresión una referencia a los tratados aristotélicos conservados, del tipo de la Física o la Metafísica.
  • Los otros escritos de los que habla la Ética a Eudemo son los ἐξωτερικοὶ λόγοι, las “obras exotéricas”. Debemos suponer que éstas son las mismas que en la Poética (15, 1454 b 18) son llamadas ἐκδεδομένοι λόγοι, “obras editadas”: es decir, obras concebidas para la difusión entre un público más o menos amplio. 
  • A este grupo de obras (que sólo conservamos en forma fragmentaria) debían de pertenecer, ante todo, los diálogos que Aristóteles compuso continuando (y variando) el modelo platónico; en el pasaje de la Poética recién mencionado es muy probable que exista una alusión a uno de estos diálogos, el Περὶ ποιητῶν, cuyo tema era también la producción artística.
Esta dualidad (obras pensadas para la difusión entre el público, obras que no perseguían ese objetivo) explica sin duda la existencia en la Antigüedad de juicios tan dispares sobre el estilo de Aristóteles:

Cuando Cicerón (Acad. 2.119) caracteriza el estilo del filósofo como flumen orationis aureum, y Filodemo (De Rhet. 2.51 Sudhaus), en la misma cronología, afirma que Aristóteles ψελλίζει (“balbucea”), no hemos de entender que los dos autores tengan una disparidad de juicio tan enorme. Parece, más bien, que Cicerón y Filodemo están caracterizando el estilo de los dos tipos de obras que he mencionado.
  • Las concebidas para la publicación presentaban un estilo cuidado.
  • En cambio, los λόγοι κατὰ φιλοσοφίαν perseguían algo muy parecido a esos apuntes que usamos al impartir una clase y que sólo publicaríamos después de una revisión a conciencia. 
  • Y como sucede en nuestros propios apuntes, la relectura de esas lecciones producía la inclusión de añadidos y matices que a veces se integraban incompletamente en el contexto: αἱ ἀναγνώσεις ποιοῦσιν ἐπανορθώσεις, “las relecturas producen correcciones”, en palabras de Teofrasto transmitidas por Diógenes Laercio (V 37).
La Poética es un λόγος κατὰ φιλοσοφίαν, una “obra de filosofía”, y el hecho de considerarla como un trabajo personal que Aristóteles no llegó a revisar para su publicación explica, sin duda, ese aspecto inacabado del texto al que me refería antes.

Con todo, es innegable que en el proceso de transmisión de la obra durante la Antigüedad debieron de introducirse también otros elementos extraños que a duras penas pueden ya separarse de un original que, como vengo diciendo, no pudo tener nunca esa unidad que Aristóteles reclama para las obras que son objeto de estudio en su Poética (cf. capítulos 7-8).