domingo, 1 de enero de 2012

AUTOBIOGRAFÍA EN LA ANTIGÜEDAD: PLATÓN Y LA CARTA SÉPTIMA


Sin duda será bueno comenzar el nuevo año retomando las entradas dedicadas a la escritura autobiográfica de la Antigüedad: la cuestión nos lleva ahora a hablar de Platón y su polémica Carta Séptima




I. EL CORPUS DE CARTAS PLATÓNICAS.

Para situar la cuestión sobre la Carta VII como caso de escritura autobiográfica, empiezo revisando el corpus al que pertenece, la colección de cartas platónicas. Este corpus está integrado por trece cartas de extensión diversa. Sus destinatarios, auténticos o supuestos, son los siguientes:
  1. “A Dionisio (II)” (tirano de Siracusa).
  2. “A Dionisio (II)”.
  3. “A Dionisio (II)”.
  4. “A Dión” (su tío).
  5. “A Perdicas” (hermano de Filipo de Macedonia y tío de Alejandro).
  6. “A Hermias, Erasto y Corisco” (tirano de Atarneo, más dos académicos que le son recomendados como consejeros”).
  7. “A los parientes y camaradas de Dión”.
  8. “A los parientes y camaradas de Dión”.
  9. “A Arquitas de Tarento” (político y filósofo pitagórico).
  10. “A Aristodoro” (amigo de Dión).
  11. “A Laodamante” (¿Leodamante de Tasos?).
  12. “A Arquitas de Tarento”.
  13. “A Dionisio (II)”.

Por tanto, las cartas aparecen dirigidas a cuatro tipos de destinatarios:
  • Dionisio II, tirano de Siracusa: I, II, III y XIII.
  • Dión y su grupo, también figuras de Siracusa: IV (Dión), VII (facción de Dión), VIII (id.) y X (Aristodoro).
  • Arquitas de Tarento: IX y XII.
  • Otras figuras de la política: V (Perdicas), VI (Hermias, Erasto y Corisco) y XI (Laodamante).

Reténgase el dato de que la mayor parte de las epístolas se hallan relacionadas con Sicilia y los acontecimientos de Siracusa.

Aunque más adelante proponga algún dato más concreto sobre esos sucesos, de momento basta con recordar que, según una teoría tradicional (que se basa en buena parte en el testimonio de la propia Carta VII), Platón estuvo en tres ocasiones en Siracusa y mantuvo contactos con los tiranos de la ciudad (Dionisio I y II) y sus familiares (Dión).

Las fechas supuestas para esos viajes de Platón a Sicilia son las siguientes:
  • 388-7: primer viaje a Sicilia.
  • 367-6: segundo viaje a Sicilia.
  • 361-0: tercer viaje a Sicilia.
En buena medida por relación a esos hechos, y siempre de acuerdo con las informaciones que nos dan las propias cartas, las fechas en que supuestamente debieron de ser compuestos estos textos serían las siguientes: 
IX y XII: después del 387.
X: entre el 387 y el 354.
XIII: 366.
V: entre 365-359.
XI: hacia el 360.
I: después del 360.
II: 360/359.
III: hacia el 358.
IV: 356.
VII y VIII: hacia el 353.
VI: hacia el 350.
Ahora bien, toda esta cronología se establece eludiendo el gran problema de las epístolas platónicas: la cuestión de su autenticidad, cuestión a la que nos volvemos ahora.


II. LA AUTENTICIDAD DEL CORPUS: ¿SON ESCRITOS AUTOBIOGRÁFICOS?

Una observación general sobre este asunto: los motivos para dudar de la autenticidad de una obra pueden ser de dos tipos:
  • la propia tradición revela dudas sobre la autenticidad;
  • se despiertan dudas en razón de argumentos internos (estilísticos – históricos – doctrinales).
En el caso de las epístolas platónicas, se observa lo siguiente respecto a la tradición antigua: Aristóteles no menciona nunca las cartas, lo cual puede despertar sospechas. 

Ahora bien, el argumento no es probatorio:
  1. es un argumento ex silentio; Aristóteles tampoco menciona el Protágoras, y no por ello vamos a dudar de su autenticidad.
  2. Proclo (S. V) es el único autor antiguo que duda de las cartas (cfr. Olimpiodoro, Prolegómenos: “También desecha las cartas [Proclo] por la llaneza de la dicción”.
Pero el problema en este caso son los excesos hipercríticos de Proclo, quien también negaba la autoría platónica de República o Leyes.
Por lo que se refiere a la propia historia del texto se ha de recordar que los códices platónicos transmiten el texto de manera constante. Sólo en el caso de la carta XII manifiestan dudas: “Se objeta que no es de Platón”.

En realidad, las sospechas actuales sobre la autenticidad de las cartas se desarrollan desde el Renacimiento en el ámbito de la filología:
  • M. Ficino (1484: traducción latina de Platón) atribuye la carta I a Dión y rechaza la autenticidad de la XIII por su llaneza, considerada impropia de Platón.
  • Bentley, en la misma obra en que impugna las cartas de Fálaris (1697), defiende la autenticidad de toda la colección.
  • En el S. XIX (época hipercrítica en la que algún filólogo llegó incluso a rechazar la autenticidad de la República) se producen ataques diversos a la autenticidad de la colección, considerada como falsa durante buena parte del siglo.
Ahora bien, entre 1865 y 1948 todos los críticos de que tengo constancia (19) aceptaron sin lugar a duda la autenticidad de Carta VII (la que realmente nos importa): p. j., ésta es la opinión recogida por el manual de Lesky.

El punto de inflexión con respecto a lo que parecía la communis opinio lo marca L. Edelstein (Plato’s Seventh Letter, Leiden, 1966). A partir de él gana adeptos la tesis según la cual la Carta VII sería una falsificación.
En algún trabajo se propone incluso que sería una novela epistolar (G. Müller, en H. G. Gadamer, “Plato's Denken in Utopien”, Gymnasium 90, 1982, pp. 434-455).
A lo largo de SS. XIX–XX se depuraron los argumentos internos que se aplican en la discusión sobre el problema de la autenticidad; estos argumentos internos son, como queda dicho, de tres tipos: estilísticos – históricos – doctrinales. Abordando la cuestión de la autenticidad desde este punto de vista se observa lo siguiente:

1. ARGUMENTOS ESTILÍSTICOS: el argumento estilístico más usual en este tipo de discusiones es el de la estilometría (cómputo estadístico de la presencian / ausencia de rasgos lingüísticos considerados como automáticos e inconscientes). En la apariencia, es un análisis objetivo. Ahora bien:
  • el análisis estilométrico (como todo análisis estadístico) sólo se les puede aplicar a textos extensos;
  • posiblemente, en la colección platónica sólo es susceptible de recibir este análisis la Carta VII;
  • el análisis estilométrico opera confrontando el texto analizado con textos que sean de la misma cronología y del mismo género;
  • entonces el problema es que no hay término de comparación para la Carta VII: ¿se la ha de comparar con los diálogos de vejez (hay diferencia de género)? / ¿se la ha de comparar con la Apología? (hay diferencia de cronología)?
De hecho, los análisis estilométricos de la Carta VII llegan a conclusiones dispares, que en algunos casos parecen insólitas: p. ej., según S. Michaelson y A. Q. Morton (“The Authorship and Integrity of the Platonic Epistles”, Revue Internationale de Philosophie 27, 1973, pp. 3-9), las cartas II, VII, VIII y XIII son falsas – por el contrario, la Carta III es auténtica.

2. ARGUMENTOS HISTÓRICOS: por medio de éstos se intenta comprobar en qué medida el texto se adecua a las circunstancias históricas, tal y como las conocemos por otras fuentes. Ahora bien, el empleo de estos argumentos en el caso del corpus de cartas platónicas se enfrenta a problemas particulares.

Nótese que tanto las cartas platónicas como los textos historiográficos que hablan sobre los acontecimientos históricos de Siracusa responden a intereses creados que, además, son opuestos:
  • en el caso de las cartas platónicas hay una intención apologética evidente: son contrarias a Dionisio II y favorables a Dión;
  • en el caso de los historiadores (p. ej. Filisto, del que beben los autores posteriores) se da con mucha frecuencia una actitud contraria a Dión y Platón.
Por tanto, lo esperable en el caso de las cartas platónicas es que no haya consenso entre ellas y los historiadores del período. En todo caso, los errores de tipo histórico pueden valer como un argumento contrario a la autenticidad.
P. ej. en la Carta VIII 355 e resulta llamativo que, según el autor de la epístola, deba ser corregente en Siracusa un hijo de Dión (Hiparino III) que, según dicen las otras fuentes (p. ej. Plutarco), debía de estar muerto para esas fechas. ¿Prueba esto la falsedad de la Carta VIII?  

3. ARGUMENTOS DOCTRINALES: se trata de argumentos especialmente expuestos a la subjetividad.
  • Para negar la autenticidad de un escrito por medio de estos argumentos se buscan discrepancias de tipo doctrinal entre el texto discutido y las obras ciertas del mismo autor: en nuestro caso, entre las cartas y los diálogos platónicos.
  • O, inversamente, se buscan puntos de acuerdo en la doctrina, p. ej. entre esas cartas y los diálogos, como argumento a favor de la autoría platónica de las cartas.
Cfr. p. ej. la argumentación que hace Edelstein en torno a la “digresión filosófica” de la Carta VII, un pasaje sospechoso sobre “teoría del conocimiento”. Según Edelstein, la digresión considera las Ideas como entes de razón; pero ésa es una opinión que no aparece nunca en los diálogos: por tanto, la digresión filosófica no puede ser obra de Platón.
Con todo, la argumentación de Edelstein (como suele suceder siempre con los argumentos doctrinales) está abierta a discusión y ha sido criticada, p. ej., por Torres (Platón. Cartas [Introducción, traducción y notas], Madrid, 1993, pp. 85-6).
Conclusión de lo dicho sobre los tres tipos de argumentos internos: no es esperable que aporten soluciones definitivas sino más bien indicios que deben ser sopesados con prudencia.

Llegados a este punto querría proponer cuatro consideraciones metodológicas:
  • Vista la constancia con que la tradición le atribuye estas trece cartas a Platón parece que son los contrarios a la autenticidad quienes deben cargar con el onus probandi.
  • Hay argumentos internos que demuestran de manera suficiente que la Carta I no es obra de Platón: se trata de un ejercicio de escuela, en el que se acumulan citas poéticas (cinco o seis, en poco más de dos páginas de la traducción).
  • Pero, si una carta del corpus no es auténtica, entonces puede haber más que tampoco lo sean.
  • Las cartas de carácter privado son siempre más sospechosas que las cartas de carácter público: ¿cómo y por qué han entrado en el canal de la transmisión? Esto afecta a los números I, IV, V, IX, X, XII y XIII.
Al no poderse hacer mayores generalizaciones sobre la cuestión de la autenticidad de la colección, parece preferible discutir de forma concreta en cada caso particular los argumentos racionales que hacen más o menos verosímil la atribución de cada carta a Platón o a un presunto falsificador.

Por ello, en un libro de 1993 (Platón. Cartas [Introducción, traducción y notas], Madrid, 1993) discutí el problema de la autenticidad de cada carta. Mi postura general podía esquematizarse así:
  • Cartas probablemente auténticas: VII.
  • Cartas de autenticidad incierta: VI, VIII, XI.
  • Cartas de autenticidad dudosa: II, III.
  • Cartas probablemente falsas: IV, V, IX, X, XII, XIII.
  • Cartas seguramente falsas: I.
El esquema es discutible: en cambio, sí es seguro que las cartas I y VII constituyen los polos opuestos en el debate de la autenticidad.

Mi opinión actual es la siguiente:
  • la Carta VII, la única carta auténtica, es el centro de la colección, tanto por su colocación (ocupa la posición central en la serie) como por su extensión (es, con inmensa diferencia, la más larga de las cartas: 27 pp. en la edición de Moore-Blunt, frente a las 6 de II u VIII);
  • también es el centro de la colección por sus contenidos: en bastantes casos las otras epístolas reelaboran lugares de la Carta VII, sin que pueda demostrarse el caso contrario, que la Carta VII se base en alguna de las otras cartas.
Por ello es probable que la Carta VII haya sido el núcleo en torno al cual se han agregado, en capas sucesivas, las restantes cartas (falsas en esta concepción) hasta constituir nuestra colección.

Ello no quiere decir que todas las cartas deban beber necesariamente de la Carta VII: más aún, puede suceder que cartas llegadas con posterioridad al corpus beban de plagios anteriores, sin que ello pruebe la autenticidad de los mismos.


III. EL INTERÉS DE UN CORPUS FALSO.

Evidentemente, la cuestión sobre la autenticidad no es indiferente: no es indiferente saber si tales o cuales ideas presentes en las cartas son o no son de Platón.

Ahora bien, las cartas poseen un valor por sí mismas incluso en el caso de ser falsas, como reflejos de la historia del platonismo, o incluso del antiplatonismo, porque las cartas pseudónimas de la colección son testimonio de distintas tradiciones sobre la figura de Platón:
  • De una tradición apologética proceden la carta III, la V y la VIII.
  • A una tradición pitagórica corresponden los números II, VI, IX y XII.
  • Incluso una epístola refleja la tradición antiplatónica, teñida también de pitagorismo: la XIII, texto que, en cualquier caso, merece también atención por su elaboración literaria.
En los casos restantes, podemos hallarnos ante ejercicios de escuela o retóricos más que ante auténticas falsificaciones: esto afecta de manera muy singular a I (cfr. también IV y X).

Hago observar que las cuatro “tradiciones” que distingo no son categorías cerradas, y que entre ellas existen contactos y trasvases: por ello una carta puede ser apologética y escolar (retórica), pitagórica y antiplatónica (XIII), etc...


IV.  LAS CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS DE LA CARTA VII.

Según hemos indicado antes, la supuesta fecha de composición de la Carta VII es hacia el 353 a. C.: esa cronología se establece a partir de las referencias del propio texto:
  • Dión ya ha muerto (354); 
  • su muerte, además, debe de ser reciente; 
  • no queda claro si el asesino de Dión, Calipo, sigue todavía en el poder o ya ha sido depuesto.
Ello lleva a datar la Carta VII en 354/3 a. C. 
En esas fechas, Sicilia se halla en una situación política bastante conflictiva que es preciso conocer mínimamente para entender los acontecimientos a los que se refiere la carta:
  • En el 410, se produjo otra intromisión de los cartagineses en Sicilia: los cartagineses se apoderan de Selinunte e Hímera; en el año 406 se apoderan de Acragante y se producen graves disturbios en Siracusa ante el avance enemigo. 
  • En Siracusa se hace con el cargo de estratego Dionisio I, el Viejo, quien acapara poder hasta convertirse en árbitro de la ciudad. Antes de que Siracusa caiga en manos de los cartagineses, logra firmar una paz con éstos. 
  • Durante su gobierno (que es el de un tirano típico), Dionisio I se apoya en los mercenarios y promueve medidas populistas. 
  • Dionisio I gobernó durante 38 años (405-367 a. C.): se convirtió en el prototipo del tirano, y así lo presenta Cicerón en Tusculanas V 57 ss. 
  • Sabemos, por la propia Carta VII, que Platón estuvo en la corte de Dionisio I, pero que la relación entre ellos no fue buena. Sí parece cierto que durante la estancia en Siracusa Platón intimó con Dión, cuñado de Dionisio I. 
  • En 367 sube al poder Dionisio II, inaugurando un período de inestabilidad política. En la corte siracusana, dada la relativa juventud de Dionisio II (¿25/30 años en 367?), se producen enfrentamientos entre camarillas y Dionisio II destierra a Dión durante la segunda estancia de Platón en Sicilia (367-6). 
  • A continuación Dión maquina para recuperar el control de Siracusa y en el 357 (después del tercer viaje de Platón a Sicilia) se apodera de la ciudad, quizá con la ayuda de algunos académicos: la intervención de los académicos en todos estos acontecimientos produjo escándalo (posiblemente Calipo era también un académico) y salpicó a Platón. 
  • Se producen disensiones entre Dión y su aliado Heraclides, se produce otro destierro de Dión, su regreso a Siracusa, el asesinato de Heraclides, de Dión, y luego de su esposa e hijo a manos de Calipo (354): en los años siguientes se suceden en el poder Hiparino II – Niseo – Dionisio II. 
  • A consecuencia de todo ello interviene la metrópoli (Corinto) para reintroducir la calma en Siracusa: en el año 344, Timoleón llega a Sicilia, derrota a Dionisio II y detiene los avances de los cartagineses. 
En mi opinión, Platón debió de publicar una única carta, al igual que publicó un único discurso. Si ese discurso fue la Apología de Sócrates, la Carta VII es en contrapartida una apologia pro uita sua: Platón aprovecha la carta que le dirigen a la muerte de Dión los parientes y camaradas de éste, pidiéndole consejo político, para escribir una “carta abierta”, no dirigida únicamente a esos “parientes y camaradas” sino a la opinión pública en general: 
  • en esa carta el filósofo explica su participación en los turbios manejos de la corte de Dionisio (por ello es una apologia pro uita sua)
  • quizá sea cierto también, como quiere Lloyd (G. E. R. Lloyd, “Plato and Archytas in the Seventh Letter”, Phronesis 35, 1990, pp. 159-174), que Platón aprovecha la carta (en la digresión filosófica) para hacer una apologia pro philosophia sua. 

V. EXPOSICIÓN DE LA CARTA VII. 

En lo que sigue, voy a pasar revista al conjunto de la carta, deteniéndome en puntos de interés por lo que puedan decirnos del carácter autobiográfico del texto. La estructura general de la Carta VII es la siguiente:

  1. Introducción (323 d – 324 b): motivos por lo que se escribe la carta. 
  2. Primera parte de la narración (324 b – 330 b): juventud de Platón en Atenas: Sócrates; primer viaje a Sicilia: encuentro con Dión; segundo viaje a Siracusa: Dionisio II. 
  3. Consejos a los destinatarios de la carta (330 b – 337 e). 
  4. Segunda parte de la narración (337 e – 351 e): tercer viaje a Siracusa; Dionisio y la filosofía: digresión filosófica (sobre teoría del conocimiento). 5. Conclusión (352 a). 

1. INTRODUCCIÓN: 323 D – 324 B. 

Platón replica a una carta de la facción de Dión en la que le invitaban a prestarles consejo político:
Platón establece como condición para prestárselo el que sus corresponsales participen de las ideas políticas de Dión. 
A manera de digresión, se introduce el relato de la génesis de esas ideas: sin embargo, Platón se retrotrae mucho más atrás y expone la génesis de sus propias ideas políticas, lo cual es sintomático del objetivo último que persigue este texto (es una apologia pro uita Platonis). 

2. PRIMERA PARTE DE LA NARRACIÓN: 324 B – 330 B. 

Platón parte de una exposición sobre la génesis de sus propias ideas, y así va tratando una serie de cuestiones que influyeron en él.
  • Se ha de atender a lo que comenta sobre sus primeras preocupaciones políticas: 324 b – c (no se habla simplemente de acontecimientos externos, se nos introduce en la interioridad de Platón).
  • Platón explica las circunstancias externas que le llevaron a abandonar estas disposiciones: los treinta tiranos – su intento de implicar a Sócrates – la restauración de la democracia y el proceso contra Sócrates.
  • Por cierto que es llamativo (para algunos, sospechoso) el hecho de que la Carta VII no hable de inquietudes filosóficas en el relato de la juventud de Platón. Pero la ausencia del tema se explica suficientemente por el contexto político de la carta.
  • Conclusión de todo el pasaje relativo a la formación política de Platón en Atenas (325 c – 326 b): Platón toma conciencia de la dificultad de la actividad política y concluye que los reyes deben filosofar, o bien los filósofos reinar. 
Platón pasa seguidamente a relatar su viaje [388 / 387 a. C.] y la situación que encuentra en Siracusa (326 b - 327 b): encuentro con Dión durante este viaje.

Platón habla después de un segundo viaje a Siracusa [367 / 366 a. C.], a instancias de Dión, tras la muerte de Dionisio I (367 a. C.; 327 b - 330 b): en este punto, Platón explica los motivos de conveniencia por los que decidió prestar consejo político a Dionisio II, a pesar de que había razones que le recomendaban no hacerlo.
El pasaje adopta claramente la apariencia de una justificación: es un querer “lavarse las manos”. 
Sin embargo, la segunda estancia de Platón en Siracusa fracasa: se produce el destierro de Dión y Platón toma conciencia de la falta de interés filosófico de Dionisio II.

3. CONSEJOS A LOS DESTINATARIOS DE LA CARTA: 330 B – 337 E. 

En este punto, Platón interrumpe su narración e introduce el apartado de los consejos: al iniciarse esta sección (en 330 c) Platón dice que los va a dar porque no quiere que lo secundario (la explicación de sus propias actuaciones) se convierta en lo primario de la carta (esto debe ser el consejo político a los hombres de Dión).

Obsérvese que, a pesar de esta excusatio non petita, Platón incumple su aspiración: de hecho, el motivo central de la carta es la explicación de las actuaciones de Platón, la apologia pro uita sua: es, con diferencia, el motivo con más extensión en la Carta VII.


Hay cuatro secciones en este apartado:

  1. Se plantean consideraciones generales sobre cómo se debe aconsejar. 
  2. Se recuerdan los consejos que le dieron Platón y Dión a Dionisio II. 
  3. La reacción hostil de Dionisio II: Dión fue enviado al destierro y, tras ello, Platón se negó a colaborar con Dionisio II, lo cual supone una nueva autojustificación que además viene acompañada de una justificación de los atenienses en 334 a – c; es decir, la idea central de este lugar es que los atenienses no deben ser juzgados por el crimen del ateniense Calipo. 
  4. Al fin, después de tan larga preparación, Platón presta sus consejos (consejos que encima son muy genéricos) a los parientes y camaradas de Dión (en 334 c – 337 e). 

4. SEGUNDA PARTE DE LA NARRACIÓN (TERCER VIAJE A SIRACUSA; DIONISIO Y LA FILOSOFÍA: DIGRESIÓN FILOSÓFICA, SOBRE TEORÍA DEL CONOCIMIENTO): 337 E – 351 E. 

1) 337 e - 340 a. Se habla del final de la segunda estancia de Platón en Sicilia. Tercera estancia [361 / 360 a. C.]: los motivos que la produjeron (la intervención de Arquitas, la carta de Dionisio a Platón: cfr. cómo ésta sirve para variar el estilo, 339 b-d).

2) 340 b - 345 c. Se habla de la evaluación filosófica de Dionisio (a la llegada de Platón a Siracusa), que da pie para exponer la digresión filosófica.
  • Según Platón, hay unos medios para comprobar el interés de un tirano por la filosofía.
  • Aplicados a Dionisio II, desvelan la superficialidad del tirano: tal superficialidad queda también en evidencia por la supuesta composición de un tratado filosófico que desarrollaba el pensamiento platónico (cfr. 341 b – d).
  • La inconveniencia de escribir sobre los primeros principios se fundamenta en una digresión teórica sobre gnoseología, la llamada digresión filosófica; dentro de ésta, el problema de si las Ideas son entes de razón se plantea en 342 d. 

3) 345 c - 350 e. Platón da fin a su estancia en Sicilia. Aumenta el carácter narrativo del texto y se refieren las ofensas que el filósofo recibió de Dionisio. Tras la marcha de Sicilia, Platón se encuentra con él en Olimpia.

4) 351 a - e. Elogio final de Dión, considerado como modelo político. Este elogio adopta dos formas.
  1. Primero, en forma negativa, se nos dice que Dión no hizo las cosas que no debe hacer un buen gobernante. 
  2. Después se repite el elogio en forma positiva: cfr. la idea recurrente de la renuncia a la violencia en 351 c. 

5. CONCLUSIÓN: 352 A.

“Con lo ahora referido quedan más o menos dados mis consejos; valga lo dicho. Y en cuanto a por qué he retomado el relato de mi segundo viaje a Sicilia, es que me pareció que era preciso contarlo por lo insólito y extravagante de lo ocurrido. Si alguno sacara la impresión de que lo dicho ahora es más razonable, o le pareciera que da buena cuenta de lo sucedido,  sería que en esta ocasión he dicho lo apropiado y en la medida suficiente”.