martes, 23 de noviembre de 2010

HESÍODO DE ASCRA, INVENTOR DEL BOTILLO


En su comentario a la Teogonía hesiódica, Martin West analiza el mito de Prometeo y la función especulativa de esta narración. Como he explicado en otra entrada, el relato comienza por dar una justificación mítica de la forma en que los griegos realizaban sus sacrificios (los huesos y la grasa para los dioses, la carne para nosotros).

En opinión de West, dentro de esta parte del mito se incluye también el aítion (la explicación) de otro aspecto de la cultura griega, en apariencia marginal y prosaico. En esencia, la cuestión es la siguiente:
Cabe que la referencia al uso que Prometeo hace del vientre del buey en los versos 538-9 de la Teogonía (“A éste [Zeus] las carnes y las vísceras ricas en grasa / dentro de una piel presentó, tras cubrirlas con el vientre del buey”) guarde relación con usos culinarios de los griegos, con la preparación de algún plato análogo a lo que nosotros conocemos hoy como el “botillo”: botillo del Bierzo y de otras regiones próximas, de España o Portugal.
Es importante indicar que esta interpretación no es, sin más, una conjetura ingeniosa de West: sabemos que en la Antigüedad se elaboraron platos similares a nuestro botillo a través de Apicio (7.7.1), quien incluye una receta para el estómago de cerdo:
Ventrem porcinum bene exinanies, aceto et sale, postea aqua lavas, et sic hanc impensam imples: pulpam porcinam tunsam tritam, ita ut enerviata commisceas cerebella tria et ova cruda, cui nucleos infundis et piper integrum mittis et hoc iure temperas. teres piper, ligusticum, silphium, anesum, gingiber, rutae modicum, liquamen optimum et olei modicum. reples aqualiculum sic ut laxamentum habeat, ne dissiliat in coctura. surclas ambas et in ollam bullientem summittis. levas et pungis acu, ne crepet. eum ‹ad› dimidias coctum fuerit, levas et ad fumum suspendis ut coloretur. et denuo eum perelixabis, ut coqui possit, deinde liquamine mero oleo modico et cultello aperies et cum liquamine et ligustico adponis.
Dos de mis profesoras de la Autónoma de Madrid, Primitiva Flores y Esperanza Torrego, tradujeron así este pasaje:
“Estómago de cerdo. Vaciarlo bien, lavarlo con agua, sal y vinagre y rellenarlo con la pasta siguiente: se mezcla carne de cerdo picada sin piel con tres sesadas limpias, y tres huevos crudos; a esto se le añaden piñones y pimienta en grano, y se trabaja con esta salsa: se muele pimienta, aligustre, laser, anises, jengibre...”.

Y la receta sigue.

SED DE PORCO SATIS